Está institucionalizado el diágnostico precoz de una serie de enfermedades, que no dan síntomas en el periodo neonatal y se manifiestan más adelante y los daños neurológicos que ocurren son irreversibles.
Para ellos existen las famosas pruebas del talón, que diagnostican la falta de glándula tiroidea y se suele hacer las primeras 48 horas de vida.
Luego a partir del quinto día hay una enfermedad que se llama fenilcetonuria que se trata de la falta de una enzima que es incapaz de metabolizar un aminoácido que se acumula en el cerebro y que puede provocar un retraso mental permanente.